«Hola, soy Dévora, feminista closetera desde hace años, feminista declarada, hace 4 meses, cuando conocí a un grupo de estudiantes, activistas, unidas y declaradas en contra de toda idea estúpida que impida el desarrollo libre y sano del sexo femenino o de la población subestimada por identificarse como tal, como mujer. Decidí entrar al taller de masturbación femenina porque quería retar mi mentalidad, quería romper con ideas que inconscientemente adquirí de este sistema, y que poco a poco me carcomían el privilegio de estar viva. Además, quería descubrirme, dentro de mí estaba la necesidad de tocarme, de saber qué pasó en mi cuerpo… ¡El simple hecho de conocerme! Y es que un tipo se tomó el derecho de hacer esta exploración cuando yo tenía 4 años, me tocó varias veces, y el abuso era más que evidente; por años pedí ayuda, lo hablé, pero nadie hizo nada, ¡ni yo! Por ello cuando supe de este taller, supe que era el pretexto perfecto para conocer las cicatrices que guardaban parte de la historia de mi infancia, mi vulva guardaría algo que quizá mi mente de niña no recordaba, o que inteligentemente se propuso olvidar para no amargarse la vida, por ello entré, para hacerme una exploración delicada y, claro, después placentera de mi vulva, ¡si un neófito la disfrutó por qué yo no!» Dévora
Este mes de Mayo, Cuerpos parlantes ha navegado entre los fluidos del dígito y las carnes a través de dos talleres. Orgasmos: placer femenino, facilitado por Alicia Delicia (@alicia_esme) los días 6, 7 y 14 de Mayo, nos encrespó hasta el último de nuestros vellos haciendo repaso a la colonización a la que han sometido nuestros cuerpos a lo largo de la historia para luego llegar a la entonación de un gemido común con las técnicas de masturbación.
“El acercamiento no sólo se generó mediante la palabra, sino también a través de todo nuestro cuerpo, nuestras miradas, nuestras sonrisas, nuestros suspiros, y más”. Angie
El taller, que tuvo réplica en dos ocasiones más, estaba dirigido a cuerpos con vulva y
consistía en la exploración de nuestro territorio corporal de manera práctica y en la experimentación de nuestro placer de manera colectiva. Vimos, compartimos nuestras vulvas y proyectamos nuestros pliegues para hacer crujir los postulados de la ginecología tradicional que se han construido como barrera para separarnos de nuestros sexos y de nuestro goce —¿Sabían que tenemos como mínimo seis agujeros en nuestro coño? ¿O que el clítoris puede erectarse hasta llegar a los 7 o incluso a los 10 centímetros? ¿O que ese famoso punto G no es mas que una fanfarronería inventada, un fraude de la ciencia para perpetuar la idea del “orgasmo vaginal” a deleite del heterosexual? Abrirnos de piernas y espejear nuestra pucha en él es toda una declaración de intenciones políticas por reapropiarnos de nuestros genitales; y si esta experiencia la haces junto con otras mujeres que parten cada una de ellas de una historia de vida y de una privatización de su arqueología y memoria corporal, la experiencia aún es más diversa y radical.
La segunda parte del taller se centró en la práctica. Más allá de las manos temblorosas o de los nudos en el estómago con que iniciamos el taller, nuestros dedos se deslizaron acuosos para poner en ritmo las técnicas y los métodos que se nos compartían y que subieron los decibeles a nuestras respiraciones acompasadas —este es el vídeo que se proyectó. Recuperado el aire, pasamos a compartir cómo habíamos vivido el taller: sugerencias y opiniones sobre cómo nos habíamos sentido y cómo podríamos enriquecer la experiencia en futuras ocasiones.
“Dentro de la exploración, es maravilloso ver la diversidad de nuestras cuerpas tan rebosantes de energía. Eso es lo que más me recarga de ese flujo de sensaciones que se sintieron luego cuando fuimos al punto de masturbarnos. Escuchar y sentir el calor de mis compas fue maravilloso, es cómo un resplandecer de fuego.” Daniela
Sobre la colonización del cuerpo de las mujeres, en el espacio, ya habíamos contado anteriormente con intervenciones artísticas y talleres de Gyne Punk o Diana Pornoterrorista, en una clara propuesta por hacernos reflexionar sobre el dominio de nuestra anatomía y la morfología de nuestro deseo. Un placer deseante por gozarnos.
Otro de los eventos en los que pudimos hablar sobre el despegue de nuestra sexualidad en red fue a través de Sexting: privacidad, consentimiento y placer, presentado por Delia González (@delia8a) y César Galícia (@cesargalicia_ ), una charla/taller que cuestionó el abolicionismo con el que se pretende revestirnos y tapar las maneras como expresamos nuestro erotismo y sexualidad en fotografías, gifs o vídeos que (auto)generamos. Sextear implica gestionar nuestra propia imagen, proyectar quien queremos ser, mostrar las partes que nos apetece compartir con lx(s) otrx(s) y crear encuentros consentidos de confianza.
¿Sabían que el sexting es una práctica histórica derivada de los autorretratos? Frida Kahlo podría ser un precedente de ello, ya que a falta de disparos de píxeles inmediatos a sus pezones erectos, optó por trazarlos a pinceladas para autorretratarse y enviarle la imagen a su amante.
Porque #sendnudes va mucho más allá del simple envío de nuestros cuerpos sin ropa, puede ser una clara propuesta política desde los feminismos por analizar cómo los cuerpos de las mujeres han sido construidos a partir de la mirada masculina. Una mirada miope que nos deja en la cuestión sobre si, realmente, existe una manera de escapar de ella para construir otras representaciones.
___________________________________
¡Conocelxs!
Incomodando, de Alicia Delicia. https://incomodando.wordpress.com/
Tumblr de Alicia Delicia. https://algogo.tumblr.com/
Estudios nudes, de Delia González y César Galícia. https://estudiosnudes.tumblr.com/
Pucha potens, de Diana Pornoterrorista. http://yeswecum.org/wp-content/uploads/2016/03/CONO-POTENS-VERSION-DIGITAL-Desconocido.pdf
GynePunk. Anarcha, Lucy, Betsey y otras chicas del montón. https://anarchagland.hotglue.me/?anarcha_lucy_betsey